La Discreción y la Confidencialidad como soporte de un buen Coach

Por: Micaela Cartwright

Mientras me formaba como periodista tuve varios ramos sobre prácticas éticas en el ejercicio de la profesión. Teorías sobre la relación que se puede establecer con los entrevistados, el respeto a la confidencialidad, a la imagen, a la honra. Conocí el ‘’off the record’’ y también lo complejo que era el concepto de verdad.

Hoy, que me enfrento a la formación como Coach Estratégico, he revivido y vuelto a pensar en todos estos conceptos y las implicancias que tienen en esta nueva forma de relacionarme con otro en lo profesional.

Rafael Echeverría, en su libro Ética y Coaching Ontológico, afirma tajantemente que el éxito o fracaso de un coach depende de su desempeño en dos ámbitos: el de las competencias y el de la ética. Esta aseveración me ha dejado reflexionando sobre lo ético y las particularidades que aparecen en esta nueva relación profesional que quiero establecer.

Quisiera indagar en la Confidencialidad, valor ético que se espera en el coaching y que en periodismo relacionamos al concepto de ‘’off the record’’. En coaching este concepto es mucho más amplio. El silencio no se pide, se asume en la relación coach- coachee. Es parte del acuerdo tácito.
En periodismo nuestro entrevistado sabe que todo lo que diga puede ser reproducido salvo aquello que pide explícitamente ser guardado, en cambio el coachee sabe que todo lo que dice debe mantenerse en confidencialidad salvo que explícitamente permita que sea divulgado.

Pero quisiera exponer un aspecto de la relación entre el coach y el coachee donde el límite de ese “silencio” puede no ser tan claro, pero a mi parecer puede marcar la diferencia entre un coach del montón y uno que destaque: ser capaz de entender que la discreción y la confidencialidad incluye no sólo lo que dice sino todo lo que rodea la relación.

Nuestro trabajo como coach y lo efectivos que podamos ser se nutre en partes iguales entre lo que escuchamos y lo que vemos y percibimos: los contextos, la manera en que nos contactan, el lugar donde nos reunimos, su aspecto, la forma de relacionarse, su entorno. Todo esto es de vital importancia para ser útiles para nuestro coachee. Necesitamos que toda esa información que no es oral llegue a nosotros y para que eso pase tiene que generarse una relación de máxima confianza y esa confianza se construye a través de la confidencialidad, pero si le sumamos a ella la discreción, tendremos acceso a un mundo de coachees aún más amplio.

Recuerdo hoy un artículo que escribí sobre un pintor famoso. En aquella conversación me pidió confidencialidad sobre varios temas, pero para hacer bien mi trabajo, describí donde nos habíamos reunido, los zapatos que usaba y su color, la cantidad de café que consumió e incluso la voz que ponía cuando hablaba de su mujer. Todo aquello que en periodismo es un recurso profesional público, en coaching es un recurso profesional privado que puede ser usado para ser mejor coach.

Puedo afirmar, desde mi experiencia, que en Coaching la discreción debiera nacer desde el minuto de ser contactados como coach y no finalizar nunca. En ausencia o presencia parcial de ella, un coach se verá limitado a acceder a coachees que valoran en extremo este valor.

Micaela Cartwright
Alumna del Programa de Entrenamiento en Coaching Estratégico.